En tus ojos

En tus ojos veo la sonrisa que te doy

en tus ojos veo la tristeza que te doy

Sin tus ojos veo lo que no quiero mirar 
porque solo puedo verme con oscuridad

Son tus ojos creo que me quitan el dolor 
mientras tu esperas un remedio y una razón...

De lejos

De lejos

De lejos te siento, de lejos te escucho, y te leo y te sueño y te veo tocarme, y escucharme y setirme en la distancia.

De lejos te toco, y te hablo y te cuento y te grito que me dejes entrar en ti y arrancarle juntos un grito a la noche para matar el deseo que nos atosiga.

De lejos te cazo y te mato y te saboreo y te deseo sobre helada cama que conoce mis más dolorosas noches y que enjuga las lágrimas grises que la indiferencia provoca.

De lejos te quiero y te complazco y te venzo y te muerdo el alma para que se funda con la mía y juntas se vuelvan resistentes a los caricias injustas que llegaron a destiempo.

De lejos, de lejos te deseo, de lejos te toco y de lejos te tengo un poco aquí.

De lejos... de lejos... de lejos..

de lejos..

...de lejos

de lejos...

... de lejos

Pagar

Y aunque me he llamado a mi misma y me entiendo mejor que nadie, tengo una cosa muy clara, no pienso pagar la factura que está borrando mi vida, (aunque tampoco sé si quiero recuperarla). La factura y tú, tienen mucho que ver.

Mirando hacia atras

Cuando te conocí
las palomas eran de la paz
y no ratas con alas.
Cuando te conocí
llovía más
o no usábamos paraguas
mi vecino no roncaba todas las noches
no se duchaba a todas horas
no expectoraba cada mañana
o yo no lo oía.
Cenábamos más huevos fritos
Salíamops juntos a caminar por ahí
bailábamos más
yo fumaba
Cuando te conocí
pasábamos ese sueño
que se cura durmiendo menos
un sueño como nosotros
infinito y frágil
Cuando te conocí
nos saltábamos las reglas
las barreras, los días, las olas
los días de trabajo
y también la penúltima
Cuando te conocí
los labios se te hinchaban
las palabras se te hinchaban
y yo aprendía a elogiar
tus ojeras
Cuando te conocí
teníamos cuatro manos
las manos eran nuestras
y cualquier calle era perfecta
para inaugurar el amor.

Hoy tenemos una casa.

Amnistíate

Te quedas sin palabras y, lo que es peor, sin saber qué contestar. Es como si no te llegara la sangre a la cabeza. Intentas sin fortuna pronunciar algún monosílabo para que el silencio resulte algo razonable. Pocas veces son razonables los silencios; quizá sean lógicos y comprensibles -y según para quién o para qué- pero no razonables. Para razonar hay que hablar un poco, y aquí te hemos cachado, sin palabras. Sé que te miras desde fuera, que te observas desde otro yo cuando te bloqueas, y te sientes muy ridículo porque ves cómo te tocas el miedo, viscoso como un vómito, y también sé que no puedes evitar ni el bloqueo ni el ridículo ni el miedo, algo que te bloquea más todavía. Es un espejo cruel. Un bucle. En situaciones así, parece que llega un momento en que no existe otra salida que permanecer mudo, secreto, tocándote el miedo, esperando que se te insinúe la primera prueba de la autodestrucción. Pero existe otra: gritarlo todo, apostarlo todo contra el miedo, contra la maldita culpa y contra esa falsa creencia en el perdón. Porque el perdón nunca es un hecho real, la culpa te aniquila y el miedo te atrofia. Vas a herir aunque no quieras. Deja de secuestrarte. Amnistíate ya.

De noche

Por estas noches, cuando me despierta mi propio grito y me sorprende ese temblor frío en el cuerpo, no sé si las heridas estan cerrando ó a punto de abrirse de nuevo...

...aunque duelen un poco