jueves, noviembre 11, 2004

A la mañana siguiente...

Continúo aquí, desesperada, arañándome, gritando y pateando lo que se cruza a mi paso… No me reconozco, no entiendo en qué momento dejé de ser la mujer siempreactiva, siempresonrriente, siemprecariñosa, para convertirme en esta piltrafa sin sentido, en esta cosa que no sabe ni que quiere ni hacia dónde se dirige.Me parece asombroso como un día la vida puede sonreír tanto y al siguiente patear el culo hasta que ya no puede más, y en mi caso especialmente, parece que no se cansa, y me repite que seguirá golpeando hasta verme muerta.